De Fuentes, arciprestes y tapas.

Al que madruga, Dios le ayuda, dicen por ahí. Pues nosotros, con dos cojones, a las 8:30 en las dehesas de Cercedilla con la bici preparada para hacer la ruta prevista, a levantarse antes que para ir a currar, pero también dicen que sarna con gusto no pica.
¿He dicho ruta prevista?, como siempre Santi se había currado unas cuantas con un montón de información para que eligiéramos cual hacer, esta vez ni más ni menos que 7 opciones teníamos, cada una con sus pros y sus contras, pero todas tenían en común que trascurrían por la preciosa zona de los alrededores de Cercedilla, habrá que aprovechar que de momento nos dejan montar todavía por aquí, ya veremos cuanto tarda algún feliz político en decidir que las bicis son otro problema a solucionar y nos limitan los espacios. El caso es que a pesar de ls información proporcionada, no habíamos decidido ninguna. Finalmente optamos por subir al Fuenfría y desde allí arriba enfilar en bajada hasta el Puerto de Los Leones, pero sin llegar a él para evitar el trozo de carretera.
Esta vez éramos 5, Santi, Dani, Jesús, Enrique y yo.
El caso es que apenas había gente a esas horas, casi todos ciclistas con las mismas intenciones que nosotros, disfrutar de la mañana del sábado al máximo y en la mayoría de los casos volver a casa antes de la hora de comer, que los puntos hogar están muy caros, aunque nosotros llevamos varios meses ahorrándolos y teníamos carta blanca para comer en el campo sin que sirva de precedente.
Comenzamos la subida hacia la Fuenfría, Dani impone un ritmo alegre que nos va dejando al resto, aunque se apiada de nosotros y aminora la marcha para que no le perdamos de vista, estas primeras rampas que todavía discurren por la carretera asfaltada son las más duras de la subida. Subimos cada uno a nuestro ritmo y hacemos la primera parada en el mirador de Luis Rosales, la verdad es que aunque no hacemos la subida todos juntos, en poco tiempo estamos todos allí para hacer unas fotos de las vistas y contarnos un poco nuestra vida, que tampoco son las cuestas de la Fuenfría generosas con los charlatanes, más vale centrarse en pedalear y no gastar aliento en mover la sin hueso.
Reanudamos la marcha, ya queda el tramo más fácil, por si acaso paramos en la fuente que hay poco antes de coronar para reponer líquidos, buen agua esta, siempre ha tenido fama y desde luego fresca está un rato. Seguimos hasta la cima. Allí nos abandona Dani, tiene que volver para abajo, se despide de nosotros y enfila la pista por la que hemos subido pero esta vez cuesta abajo.
Nosotros enfilamos por pista que nos llevará en ligera bajada hasta la puerta que indica el inicio del camino para pasar a la vertiente norte de la sierra. Este tramo de bajada es lo más complicado de la ruta, una pista con muchas piedras sueltas y por la que en muchos tramos sólo hay una trazada posible, y eso saltando por encima de algunas piedras considerables, un descuido aquí y es difícil que no te rompas algo, pero llegamos todos abajo.
Tras unos pequeños comentarios acerca del terreno que acabamos de pasar, bastante “cariñosos” hacia él, sobre todo por parte de Enrique, continuamos nuestra marcha, esta vez ya pr una pista ancha y con buen firme. Es el momento de hacer una parada técnica para comernos unas barritas y alguna pechuga de pollo, que da más proteinas. Nos acercamos a la zona en la que tomaremos un atajo para evitar subir al Puerto de Los Leones y tener que pasar por carretera, no es el mejor día para ir cerca de los coches, comienzo de vacaciones y esas cosas, así que sabemos que en algún punto saldrá un camino que ya nos ha advertido Santi que es posible que haya que hacer andando.
El GPS nos indica que tenemos que ir por la llamada Senda del Arcipreste. La verdad es que si que tiene pinta de que habrá que hacer este trozo andando, no obstante es bastante llevadero puesto que algunos tramos se pueden hacer montado, aunque la longitud de estos tramos es en función de la habilidad de cada uno porque son bastante técnicos, así que Jesús es el que más trozo hace montado, los demás casi todo andando. El Arcipreste no debía ir en bici, porque de haberlo hecho seguro que había conseguido que el Ministerio de Fomento le hubiera acondicionado un poco el camino.
Una vez pasados los 2 kilómetros de la Senda del Arcipreste nos toca bajar de nuevo por una pista en buen estado, aquí en algunos tramos se alcanzan velocidades importantes, mejor no pensar en un reventón o cualquier cosa de estas porque los trozitos de carne y piel iban a estar desperdigados 100 metros fácilmente.
Siguiendo esta pista llegamos a Cercedilla pueblo, sería el final de la ruta si hubiéramos venido en tren, pero los coches están en las Dehesas, no pasa nada, 4 kilometrillos de subida, ¿Que es eso para uno globeros avanzados como nosotros?. Me cago en las cuestecitas que hay para llegar a las Dehesas, y estos del pueblo se montan las piscinas allí arriba, ¿No se habrán dado cuenta que es más cómodo ir andando tranquilamente por la acera del pueblo para bañarse?, lo mismo es para coger un poco de calor, porque en esta zona me parece a mi que si no vas un poco sofocado no te metes al agua.
El caso es que hacemos la subida cada uno como podemos, a nuestro ritmo, pero todos llegamos bastante cansadillos a los coches, toca reponerse, estirar, beber, esas cosas que te da por hacer cuando ves que ya no tienes que subir más cuestas.
Y ahora viene lo bueno, nos cogemos los coches y nos bajamos a Cercedilla a tomar unas tapitas, nuestra primera intención es entrar a una terracita que parece que sirven gambas y chuletones, pero parece que el tema tapas no está muy dominado en ella, así que nos metemos en la de al lado que también tiene terracita. Lo primero es lo primero, así que inmediatamente le pedimos a la camarera yonqui unas jarritas de cervecita. El caso es que la camarera parecerá una yonqui, pero las jarras que nos ha sacado no tienen precio, para lo demás ya sabéis. Le preguntamos por el tema manduca y parece que no hay gran cosa, pero al final nos receta 4 tapas diferentes, así que pedimos una de cada, morcilla, picadillo con huevo roto, boquerones y ensaladilla. Yo no se si será por el esfuerzo, por la jarra de cerveza o porque de verdad estaban cojonudas, pero estaban de puta madre las raciones, así que nos hemos dado un “pequeño” homenaje para gastar el bonocasa en condiciones.
Y eso es todo amigos, la ruta muy bonita, las tapas cojonudas y como siempre, la compañía insuperable.
(Por Sergio)

Track
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Fotos
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